Al finalizar este domingo de Resurrección se nos ha ido Javier Pineda Lazo, Potajito, guitarrista flamenco, a los sesenta años de edad. Es muy temprana su marcha. Enjugamos nuestras lágrimas con el agua de lluvia, melodía de esta Semana Santa.
Procedente de una familia enraizada en Casares, hijo de Carmen y Prudencio, se crio en una casa donde se respiraba flamenco por los cuatro costados.
Queremos recordar a aquel niño en la calle Carrera sacando notas irregulares a sus primeros instrumentos musicales: una armónica y una melódica.
Desde muy joven frecuentó el mesón Manilva de Manolo Gil, centro neurálgico del flamenco en aquellos años sesenta y setenta del siglo pasado. En Manilva nunca fue un extraño, se sentía en casa.
A los doce años eligió la guitarra como compañera de vida, iniciando un aprendizaje continuo con Señá María La Casteza, Señá Juana La Troncha y Pepe el de la Chuleta. Inolvidables aquellas primeras posturas de una vida unida al fandango casareño.
Un radiocasete de Ceuta, varias cintas de flamenco y una repetición infinita constituyeron su escuela de formación como músico autodidacta. Con don Gabriel, el Cura, aprendió música pautada.
Una tarde en el Chiringuito, el Beni de Cádiz le escuchó tocar la guitarra y le dio su nombre artístico: Si ya tenemos Tomate, este será Potaje de Casares.
Diego Reyes, al cante y Javier Pineda, Potajito, al toque
Era amante de las bulerías, aunque no despreciaba las malagueñas, granainas y las milongas. Se autodenominaba guitarrista acompañante y tenía especial atracción por Vallejo, Mairena y Niño de la Rosafina.
Ha tocado para cantaores como El Perro de Paterna, Aguilar de Vejer, Pepe de Cañete, Ani Corpas, y para su compañero inseparable, Diego Reyes.
De un carácter peculiar, incansable colaborador, amigo leal, repartió su tiempo con su gran familia, esposa, hijas, nietos, hermanos y sobrinos a los que quiso inmensamente, sin ningún tipo de quebranto.
El Juzgado Municipal fue su segunda casa, en la que compartió la tradición de los jueces municipales en la pequeña justicia diaria.
Ana Pineda, al cante y Javier Pineda, Potajito, al toque
Este primer lunes de abril un gran aplauso recorrió la Iglesia de San Sebastián, la plaza y aledaños; nos despedíamos de Potajito.
En algún otro lugar se han citado con él para una gran fiesta fandanguera sus padres, Juan Mora y Pepita, Rosafina, Bartolo Panguingo, Emi Echevarne y muchos otros a los que es injusto no poder nombrar.
Nosotros quedamos aquí con nuestras lágrimas y penas, vacíos en el desconsuelo.
¡Vuela alto amigo! tus acordes seguirán siendo la banda sonora de nuestro Casares.
Benito Trujillano Mena (Casares, 2 de abril de 2024)
El potaje no se ha muerto
Que está despierto y alerta,
Es trueno en mar abierto
Y silencio en la taberna
Donde canta su concierto…El Potaje no se ha ido,
Que está prendío en las fuentes
Y en las plazas su sonido…(Autor: Ramón Rodríguez)