Cuando se cumplen 100 años de la visita que Blas Infante hiciera a Aghmāt (Marruecos), el 15 de septiembre de 1924, buscando la tumba del rey sevillano Al Mu’tamid, un grupo de andaluces entre los que figura el cronista oficial de Casares, Benito Trujillano Mena, ha realizado este mismo viaje.
En el mausoleo de Al Mu’tamid el grupo, dirigido por el historiador Manuel Ruiz Romero -tal vez el mayor experto en la figura de Blas Infante en la actualidad- ha realizado un acto simbólico de memoria histórica conmemorativo, en el que han participado, además de Ruiz Romero y Trujillano Mena, otros integrantes del grupo como José Luis Villar (profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Pablo de Olavide), Estanislao Naranjo Infante (nieto de Blas Infante), Modesto González Márquez (alcalde de Coria del Río y vicepresidente de la Ruta de Blas Infante), Mario Solís (autor del libro Motamid 1936) y otros andalucistas.
Al Mu’tamid, el rey poeta
Aghmāt es un pueblo de Marruecos situado a unos 30km al sureste de Marraquech, entre el Sáhara, el Atlas y el Anti-Atlas.
A principios del siglo XI era la floreciente capital del Sus (una región del sur de Marruecos), una estratégica zona por la que pasaban las rutas de caravanas hacia el África negra a través del Sáhara. En 1058 fue conquistada por los almorávides, procedentes del desierto del Sáhara, quienes fundaron poco después en un lugar cercano Marraquech, en 1062, como nueva capital para controlar esta estratégica zona. A partir de la fundación de Marraquech, Aghmāt perdió población pero fue mantenida por los almorávides como lugar de exilio.
Mausoleo dedicado a Al Mu’tamid en Aghmāt
Al Mu’tamid, nacido en Beja (Portugal) en 1039, fue rey de la taifa de Sevilla entre 1069 y 1091. Fue el último rey de la dinastía abadí que gobernó sobre Algarve, Huelva, Algeciras, Ronda, Sevilla, Córdoba, parte de Jaén y Murcia. Formado en su juventud en Silves (Algarve) por el poeta Ibn Ammar, quien a su vez fue nombrado visir cuando Al Mu’tamid subió al trono, durante su reinado la cultura floreció extraordinariamente en Sevilla; personalmente también practicó una poesía culta e intensa, razón por la que es conocido como el rey-poeta.
Tras la llegada de los almorávides a la península en 1086, estos conquistaron todos los reinos de taifas, incluido el de Sevilla en 1091, siendo desterrado Al Mu’tamid a Aghmāt, donde continuó escribiendo una poesía que manifestaba el dolor por la pérdida de al-Ándalus y donde murió en 1095.
La tumba de Al Mu’tamid, la de su esposa y la de uno de sus hijos se encuentra en un morabito de construcción reciente, pero similar al que debió existir en el Casares medieval en el lugar conocido como Castillo de los Moros, donde posteriormente se erigió el calvario.
Viaje de Blas Infante a Aghmāt el 15 de septiembre de 1924
El viaje de Blas Infante en 1924
Cuando Blas Infante viajó a Aghmāt el 15 de septiembre de 1924, ya había escrito su obra Motamid. Último Rey de Sevilla (1920), donde el rey-poeta es representado como un símbolo del pacifismo y de la tolerancia, ideales infantianos.
Según Manuel Ruiz Romero, la visita de Blas Infante a la tumba de Al Mu’tamid supuso un antes y un después en el pensamiento del casareño. A partir de entonces, Blas Infante empieza a valorar en toda su dimensión el extraordinario legado cultural que los ocho siglos de al-Ándalus han dejado en estas tierras de Andalucía, injustamente silenciado.
Durante la intervención de Benito Trujillano Mena en el acto conmemorativo, el cronista ha puesto el acento en la importancia de la memoria en esta sociedad neoliberal que nos obliga al consumo rápido de productos efímeros, olvida nuestra historia y nos aleja de lo auténtico. Además, como gesto simbólico, ha llevado a Aghmāt arena de Casares para que los orígenes de Blas Infante tengan presencia en este mausoleo de Al Mu’tamid, estableciendo un vínculo silencioso pero sólido entre Aghmāt y Casares.