Ttrato de escudriñar el horizonte desde mi cortinal en Casares, sin ver un camino definitivo. Mis abuelos tenían claras sus utopías. Nosotros nos vemos en las periferias de las distopías.

Mi objetivo con este texto no es realizar un artículo sesudo y docto en patologías infecciosas y parasitarias del mundo animal o vegetal. Me limito a ser un mero espectador y a describir las incidencias en el medio en el que vivo, que seguro tendrán repercusiones sanitarias.

El experto tecnócrata ambientalista hablará de la base evolutiva de la naturaleza, en cambio constante. Siempre fue así. Sin embargo, planteo cómo esta situación está totalmente acelerada y nos está afectando.

Avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus)
Avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus)

Casares era conocido antiguamente como el castañar. Hoy, la explotación de esta frondosa es exigua y se restringe exclusivamente en su término municipal, a las zonas Celima-La Manga y al puerto de las Viñas. Los castañares que con tanto esfuerzo injertaron la familia Castel ven cómo su producción disminuye a límites críticos año tras año, debido a la avispilla del castaño (Drycosmus kuriphilus).

Mi suegro, con ochenta y cinco años, mantiene un pequeño huerto como reto para seguir adelante. Sus tomateras no funcionan desde hace unos años, afectadas por la plaga de la polilla perforadora (Tuta absoluta). Este gusano perforador perjudica a las hojas, tallos, a la floración y al tomate verde. También las papas que cultiva se ven afectadas.

Unos vecinos extranjeros me comentaban estas navidades pasadas cómo los pinos en los alrededores de su casa estaban adornados por una unas bolas blancas. Mi desengaño fue absoluto al ver una invasión de procesionaria (Thaumetopea pityocampa).

Procesionaria del pino (Fotografía: Javier Martos)
Procesionaria del pino (Fotografía: Javier Martos)

En estas noches de invierno, tras las lluvias, veo más allá de la valla de mi finca grandes terrenos levantados y hozados por los cruzones de jabalíes. Está detectado que un porcentaje de ellos son portadores de una antigua enfermedad ya superada en los cerdos domésticos, la triquina (Trichinella spiralis), zoonosis de fácil diagnóstico que podría ser de alto riesgo ante el consumo de carne o derivados cárnicos crudos o mal cocinados.

Hace veinte años planté unas chumberas. Estaban preciosas hasta el día en que apareció la cochinilla del carmín (Dactylopius opuntiae), plaga que ha eliminado la mayoría de esta plantación en el término municipal de Casares.

Puse tres colmenas para ser autosuficiente en abastecimiento de miel para el consumo familiar. A finales de los ochenta entró la varroasis (Varroa jacobsoni), un ácaro ectoparasitario de las abejas. Cuando parecía que tenía controlado esta afección, estos últimos años ha llegado la avispa asiática (Vespa velutina), dando por finalizada mis apariciones como colmenero.

Jabalí en el Monte del Duque (Fotografía: Javier Martos)
Jabalí en el Monte del Duque (Fotografía: Javier Martos)

Hace unos días mi vecino Patrick, francés casareño, me informaba cómo las pitas de sus lindes se estaban muriendo por unos gusanos blancos que se comían todos los tejidos tiernos, ascendiendo desde la raíz hacia el cogollo. Investigo y llego a la conclusión de que se trata del picudo negro (Scyphophorus acupunctatus), otro coleóptero polífago que recuerda al picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), que eliminó miles de palmeras por esas costas.

Podría citar también la seca de las encinas, provocada por hongos, que ha eliminado de forma despiada los Quercus de la Herriza de Enmedio. O también la tuberculosis del olivo, provocada por la bacteria Pseudomonas savastoni, que está totalmente extendida por los centenarios olivos marginales de este minifundio.

No es mi objetivo transmitir un mensaje milenarista y catastrofista, pues la melancolía produce pesimismo, pero si quiero poner de manifiesto algo de cierta relevancia que está ocurriendo y que está afectando al medio natural en el que me desenvuelvo a diario. Me consuela pensar que incluso pudiera tener representación en un deja vu bíblico de las plagas de Egipto, pero ¿acaso somos el pueblo elegido?

Picudo rojo (Fotografía: Ismael Pérez Muñoz)
Picudo rojo (Fotografía: Ismael Pérez Muñoz)

Este artículo fue publicado originalmente en la revista Visión Natural, número 14 (febrero de 2023)