Plaza de España, con la fuente de Carlos III en el centro (Fotografía: Javier Martos)
Carlos III, el Rey Higienista, financió la construcción de la red de agua potable de Casares, haciendo un recorrido desde el Puerto de las Viñas hasta la Plaza de España, centro neurálgico de este intrincado urbanismo, en una hermosa fuente neoclásica fechada en 1785, para uso y disfrute de muchas generaciones.
Discurrén estos 2 Kms. de red en paralelo a la vía pecuaria que transcurre cruzando el Monte del Duque y llegando a Genalguacil.
La traída del agua desde esta cota superior junto a Sierra Crestellina al pueblo reproduce un sistema de ingeniería hidrológica basada en la gravedad y en el sifonaje, ya utilizado 20 siglos antes por los antiguos pobladores turdetanos en su proceso de romanización en la próxima ciudad de Lacipo; en la misma zona, pero en su vertiente sureste, aún quedan vestigios de una canalización oradada en las laderas de Crestellina.
La canalización de esta fuente urbana se componía de piezas de arcilla con forma cilíndrica, de 32 cms de longitud y con dos diámetros de boca diferente para realizar la descompresión en la caída del agua.
A una altura determinada del recorrido, de nivel llano, se localiza la Fuente de la Arquita; actúa ésta de recepción y depósito intermedio con rebosadero en fuente, con el objetivo prioritario de remansar las aguas en su trayecto final.
El pueblo y su deriva fonética ha transformado su topónimo originario de Fuente de la Arqueta a Fuente de la Arquita, nombre con el que llega a nuestros días. En sus aproximados 230 años mucho ha cambiado el paisaje agrológico de esta zona: sus dos pilares de producción agraria han desaparecido. El cultivo de viñas en terraza, herencia de nuestro pasado morisco, se elimina alrededor de 1882 con la aparición de una enfermedad en la viña llamada Filoxera. También desaparecen las moreras destinadas a la producción de seda.
Hasta nuestros días han llegado sus construcciones y lagares, a fecha de hoy desaparecidos.
Es de reseñar la Familia Castel, que actualmente siguen hundiendo sus raíces en aquellas tierras de sus antepasados, con el orgullo y la dignidad de los pequeños propietarios de nuestra historia agraria casareña.
De la Arquita a la Fuente de la Plaza, testifica mudo el devenir de nuestra historia, la Guerra de la Independencia en Casares, el caciquismo de jornaleros hambrientos en los mítines de D. Blas Infante , de la República, de la Guerra Civil y el largo franquismo.
Visiones de días de la Patrona, de Andalucía y de Ferias, de fondo un pasodoble: «En tierras de Andalucia…», pero siempre cumpliendo su objetivo primordial: apagar la sed de casareños y foráneos.
Como agua sobrante se dirige al pilar en Calle Fuente, antiguamente bebedero de caballerías y de aquí a un antiguo molino de aceite y a la panadería Hnos. Ledesma.
Finalizaba su trayecto en la Finca Huertezuela en una alberca de riego.
Permanece el Paseo de la Arquita como vía pecuaria y ruta ecológica para uso y disfrute de personas de profundo sentimiento a lo natural y público.
En algunas casas seguimos conservando los viejos cántaros, nostalgias del agua como bien social y no acreditada en facturaciones esquilmadoras de empresas ajenas a nuestra voluntad, que pasaran a nuestra historia como los que nunca debieron venir.
Entre las tareas pendientes del Ayuntamiento de Casares(1) queda, desbrozar los alrededores de la Fuente de la Arquita, realizar una pequeña restauración de la misma y recuperar las original rotulación que aparece en el frontal.
Animo a comprobarlo a todos/as y tener el conocimiento de poder decir: «Yo he estado en el Paseo de la Arquita»
Notas:
(1) Este artículo se publicó por primera vez en la web iluana.com, el 13 de septiembre de 2012. El Ayuntamiento de Casares acometió la restauración de la fuente de la Arquita entre septiembre y octubre de 2019, recuperando el entorno y los frescos originales que decoran la caseta de la misma.