Casco histórico de Casares. I: La Peña de Casares
Casares está ahí, anidado como un aguilucho sobre lo alto de un avanzado peñón, con una diversidad de paisajes que son tanto Serranía de Ronda como Campo de Gibraltar, y con un singular casco urbano de claras raíces andalusíes, características que aúnan lo natural y lo cultural y que lo convierten en un magnífico ejemplo de paisaje cultural. Su excepcional emplazamiento y su secular aislamiento han jugado un papel determinante en todos los momentos de su historia: como defensa de la frontera granadina y llave del Havaral junto a Gaucín, partir del siglo XIII; como lugar de pastos del ganado proveniente desde Antequera a Arcos, que acudía en otoño y parte del invierno en trashumancia a la Tierra de Casares, a partir del siglo XVI; como lugar de reclusión de religiosos incómodos para la Iglesia, durante los siglos XVIII y XIX; en la defensa de la Serranía de Ronda frente al francés, a principios del siglo XIX; como foco carlista más destacado en Andalucía, en el primer tercio del siglo XIX; como ejemplo de la desigualdad social que representó el latifundismo para la mayoría de la población andaluza, en la sociedad de los siglos XIX y XX, escenario que forjó parte del ideario de su hijo más ilustre, Blas Infante; y, como en muchísimos otros lugares, con su particular y triste historia tras el golpe militar contra la República Española, en 1936. Todos estos episodios han resultado determinantes en su identidad colectiva y, junto a su arquitectura, lo han hecho merecedor de ser uno de los enclaves paisajísticos malagueños registrados en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico como «Paisaje Cultural de Andalucía«.
Arquitectura de Casares. La peña rocosa como integrante de las casas
El pueblo de Casares se encuentra ubicado sobre una peña rocosa situada entre la costa y la Serranía de Ronda, en una posición geoestratégica que permite tanto la defensa natural que infiere a la villa este colosal risco, como el refugio de su población en los espacios colindantes serranos: Sierra Crestellina, el Monte del Duque o Sierra Bermeja. Esta localización, que aseguraba el control del bajo Genal-Guadiaro desde el Estrecho de Gibraltar, o desde el reino de Sevilla hacia el reino nazarí de Granada a través de su frontera en el río Guadiaro, justificó la construcción del castillo hacia el siglo XIII en la meseta situada en la parte alta de la Peña.
Esta característica geológica también ejerce como un condicionante natural en su trazado urbano, donde se desarrolla una arquitectura perfectamente adaptada a la acusada vertiente oriental de la Peña de Casares. Otro ejemplo de adaptación es la utilización funcional de la propia roca en la construcción de casas, donde no es raro ver que en algunas ocasiones ejerce como pared.