Sierra de la Utrera (Casares)

Introducción a la geología del torcal de la sierra de la Utrera

José Manuel García Aguilar
Profesor Colaborador del Dpto. de Ecología y Geología de la Universidad de Málaga
IV Jornadas FGUMA de Patrimonio de Casares

La provincia de Málaga cuenta con uno de los patrimonios geológicos más extensos y variados de España, incluyendo enclaves de interés a escala europea, como son el Caminito del Rey, el Torcal de Antequera, Sierra Bermeja o la cueva de Nerja, entre otros. Una catalogación llevada a cabo en este sentido (García Aguilar, 2014), permitió definir 273 lugares de interés geológico (LIG´s) clasificados bajo 100 temáticas diferentes y según 4 códigos de relevancia. La necesidad de poner en valor este patrimonio por parte de las administraciones competentes constituye una necesidad debido a una poderosa razón: permite un desarrollo sostenible de los lugares donde se encuentran estos enclaves de interés geológico, creando oportunidades de empleo, fomento del turismo de naturaleza y, sobre todo, creando espacios de conocimiento y disfrute sobre el medio natural más cercano a nosotros.

Uno de estos lugares de interés geológico es el torcal de la Sierra de Utrera (LIG 252), situado a unos 4 km al sur de la localidad de Casares. Este torcal forma un afloramiento de morfología ovalada con una extensión de 4,4 km2 y una cota máxima cercana a 300 m s.n.m. Desde un punto de vista geológico, el enclave pertenece al complejo regional Penibético Externo, rodeado por materiales cenozoicos del flych que generan suaves relieves alomados. Su génesis tectónica aparece asociada al momento de formación de la cordillera Bética, durante el periodo Oligo-aquitaniense (hace unos 22 a 25 m.a), cuando colosales fuerzas conformaron los relieves de Andalucía oriental y meridional mediante una colisión de microplacas tectónicas. En este contexto, un bloque de roca desgajado de la Sierra de Líbar se desplazó hacia el sur formando la Sierra de Utrera. Este tipo de enclaves reciben el nombre de “olistolitos”.

Sierra de la Utrera (Foto: Jorge L. Romo)

Al igual que el resto de torcales malagueños, el de la Sierra de Utrera muestra una compleja red de fracturas tectónicas que determinan la red kárstica local. A nivel sedimentológico, la zona se compone de calizas grises del Jurásico inferior con restos de algas y otros seres marinos fosilizados, indicativos de un origen ligado a un medio marino somero de tipo tropical, desarrollado en el antiguo mar de “Thetys”, una vez rota la Pangea de edad Triásico. Respecto al paisaje kárstico, la zona expone dos grandes escenarios: uno superior de relieve plano, pródigo en lapiaces y formas de tipo “tornillo”, y otro situado en las zonas de borde exterior, con elevada pendiente, marcado por fracturas tectónicas, y que muestra distintas formas de disolución, como son cantales, grietas y lapiaces verticales. Además, la zona ha desarrollado un acuífero que forma la surgencia termal de los Baños de la Hedionda, con aguas de tipo sulfuroso a temperaturas de salida de 23ºC, situado en su borde SE.

Desde una perspectiva de su puesta en valor patrimonial, el torcal de la Sierra de Utrera permite disfrutar de numerosos fenómenos y materiales geológicos, como son rocas sedimentarias carbonatadas, series estratigráficas, gargantas y angosturas erosivas, fenómenos kársticos e hidrogeológicos, fracturas tectónicas y un extenso catálogo de escenarios geomorfológicos, entre los que destacan la observación de Sierra Bermeja, una ventana al manto terrestre a través de sus materiales peridotíticos generados a más de 400 km de profundidad. Todo ello permite la realización de numerosas actividades culturales, didácticas y deportivas de bajo impacto, en enclaves de una gran belleza plástica.