Difícilmente puede entenderse Casares pueblo sin su orografía de pendientes y sin su distribución de calles en relieves de subidas y bajadas. Existe un arroyo llamado de las Piletas, de nulo caudal salvo en lluvias, que ha sido el causante de inundaciones periódicas e históricas en la calle Fuente que han puesto en riesgo la vida de sus vecinos, los hogares y pertenencias.

Casares (Fotografía: Javier Martos)
Casares (Fotografía: Javier Martos)

El arroyo de Las Piletas

El arroyo de Las Piletas nace como simple regajo entre los cortinales de la Pabucena y el de la Cañada, y desciende junto a la cañada de Juanito Juan, una antigua vía pecuaria hecha con cantos rodados. Se asoma a continuación al pueblo por el puente de las Piletas, construcción realizada entre los años de 1932-1934. Esta obra de carácter estatal constituyó el enlace como carretera local de Casares hasta el cruce de la carretera general. Pretendía unir en vehículo motorizado Casares con el resto de la comarca, evitando el aislamiento secular del pueblo; su trazado estuvo condicionado por la patronal agraria de la Finca Monte del Duque.

Nombramiento de Blas Infante como abogado en representación del Ayto de Casares (1936. Archivo CEA)
Nombramiento de Blas Infante como abogado en representación del Ayto de Casares (1936. Archivo CEA)

El Puente de las Piletas tiene una construcción en mampostería ordinaria de piedra, típica de las construcciones rurales y tradicionales de la zona, similar al muro de la calle Carrera construido en los mismos años y con el mismo tipo de obra.

Baja el arroyo atravesando el puente en profusa pendiente. A mitad de distancia, antiguamente se separaba del tortuoso camino con una barraeta (muro) de aproximadamente un metro; en esta zona las vecinas lavaban las ropas en tiempos lluviosos ya pasados. También existía un monolito rectangular correspondiente a una estación del Vía Crucis camino del Calvario, construido en el siglo XVIII por los frailes capuchinos.

Calle Piletas, Casares, años 60 (Fotografía: Hnos. Cordero)
Calle Piletas, Casares, años 60 (Fotografía: Hnos. Cordero)

A partir de su entrada en la zona urbana se produjo un cambio artificial del cauce que se ha mantenido a lo largo de los últimos trescientos años, siendo éste el origen de las diferentes inundaciones a lo largo del tiempo. Es el denominado caño de la Gobia.

Convento de Capuchinos de Casares

En el año de 1731 se funda en los aledaños de Casares un convento de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. En la construcción de la finca conventual, los frailes realizaron un cambio del cauce del arroyo, construyendo en las Piletas un colector principal y una conducción embovedada subterránea de ladrillos macizos llamada caño de la Bóveda, nombre del que deriva el actual como caño de la Gobia, alejando las aguas pluviales del convento y vertiendo en la finca La Huertezuela.

Convento de capuchinos de Casares (Fotografía: Javier Martos)
Convento de capuchinos de Casares (Fotografía: Javier Martos)

La inundación de 1903

En la madrugada del domingo cuatro de noviembre de 1903, sobre las tres horas, en Casares, comenzó un viento huracanado de tal intensidad que sus rachas movían puertas y ventanas con intensos crujidos en los tejados y tejas, que en caída libre sembraron las calles.

Al amanecer cayó una lluvia torrencial que prosiguió a lo largo de la mañana, finalizando con intensa granizada alrededor de las tres horas de la tarde.

La intensidad de las lluvias produjo la rotura con desprendimiento del caño de la Gobia, obstruyéndose el paso. El agua transitó en superficie provocando la inundación del Llano y calle la Fuente.

La zona más baja, correspondiente al actual caño del Cine Ortiz, se taponó. El agua inundó dos viviendas familiares de Carabineros que existían en el actual edificio del cine. El agua anegó las viviendas en su totalidad saliendo la misma por los balcones, arrastrando a sus moradores (seis personas), muebles y enseres.

Las llamadas de auxilio, desgarradoras, fueron escuchadas por los vecinos, pero no pudieron hacer nada por ayudarles.

Un hombre fue el único superviviente. Pudo impedir su arrastre, ya en el arroyo de la Tenería. Sufrió graves daños físicos. En la zona de los Molinos aparecieron dos hombres ahogados y en la desembocadura del río Manilva fue encontrado el cuerpo de una mujer de unos treinta años. En días sucesivos el mar arrojó los cuerpos de dos mujeres en las playas de las Sabinillas, tan desfiguradas, que sólo los anillos sirvieron para identificarlas.

Tras su paso Casares quedó desolado: las calles despedregadas; la inundación trajo consigo graves deterioros en once casas, produciéndose el desabastecimiento de pan debido a la inutilización de los molinos harineros de Casares.

Convento de capuchinos de Casares (Fotografía: Joaquín Atencia, 1934)
Convento de capuchinos de Casares (Fotografía: Joaquín Atencia, 1934. Archivo Temboury)

Calle de las Piletas

Bajando de las Piletas al Llano, las edificaciones de la izquierda eran propiedad de D. Francisco Salas Pérez. Correspondían a un molino de aceite construido en 1931, un lavadero con pilas que va a dar el nombre a todo el paraje «Las Piletas» y a continuación un alambique para destilación de aguardientes.

En la acera derecha, entre los años cuarenta y cincuenta se construyó la sede local de la Falange Española de las Juntas Ofensiva Nacional Sindicalista (FE de la Jons), posteriormente transformada en escuela pública. En este local, en los años sesenta, se realizó la vacunación y profilaxis de las grandes pandemias de la década, como poliomielitis, sarampión y tuberculosis, acometidas por la Cruz Roja Española. El edificio contiguo es un arrendamiento a favor de D. Ramón Gil y herederos como herrería del pueblo.

Patio de la Falange (Casares), década de 1960 (Fotografía: Hnos. Cordero)
Patio de la Falange (Casares), década de 1960 (Fotografía: Hnos. Cordero)

El Llano La Fuente

La Fuente, construida en 1931 da nombre a esta Plaza. Junto a ella, el pilar, y al otro lado la actual parroquia de Ntra. Sra. de la Encarnación, propiedad eclesiástica no afectada por la desamortización de Mendizábal en 1836. El resto del convento fue enajenado en 1840. Todo el Llano es atravesado por esta galería de aguas pluviales subterránea y embovedada.

Arco del Llano de la Fuente. Casares (Fotografía: Javier Martos)
Arco del Llano de la Fuente. Casares (Fotografía: Javier Martos)

El Llano de la Fuente a lo largo de su historia ha sido utilizado para todo tipo de festejos y conmemoraciones tanto de carácter religioso como laico, además de ser patio de recreo escolar, campo de fútbol y testigo de los primeros arrumacos del noviazgo en sus bancos.

Ve la luz el caño de la Gobia en la zona posterior de la calle la Fuente, desembocando entre la Huerta y el Cine Ortiz. Muere en el arroyo de la Tenería.

Llano de la Fuente (Fotografía: Hnos. Cordero)
Llano de la Fuente (Fotografía: Hnos. Cordero)

La inundación de 1965

El domingo veinticuatro de octubre de 1965, día de San Rafael, se produjo la segunda inundación grave en Casares. Fue una tormenta perfecta.

Sobre las doce horas del mediodía comenzó una lluvia torrencial precedida por un intenso viento, que acabó inundando la calle La Fuente. La riada arrastró gran cantidad de maderas que D. Domingo Gil tenía apiladas en la calera del puente de las Piletas, obstruyendo la entrada del caño de la Gobia en las Piletas. El agua siguió su curso superficial y cegó el caño del cine con todo tipo de material, maderas, piedras, barros, enseres, etc.

Aquel día tuvo su héroe. Salvó la vida a varios vecinos. Se llamaba D. Francisco Albarrán, Paco. Era de complexión pequeña e inmenso corazón. En un acto de valentía, poniendo en grave riesgo su vida y morir ahogado, consiguió abrir las puertas del Cine Ortiz, propiedad de su familia, y con ello dar salida y evacuar la inundación que alcanzaba una altura entre dos y tres metros. Curiosamente esta segunda inundación se produjo en el mismo lugar e idéntica forma que la inundación de 1903.

Casares. Trasera del Cinema Ortiz (Fotografía: Javier Martos)
Parte trasera del Cinema Ortiz de Casares (Fotografía: Javier Martos)

María Jiménez, María Gutiérrez, Eleuteria Mena y sus dos hijos, pudieron alcanzar el patio de su casa y escapar de morir ahogados. José Rojas e Isidora Pineda y sus hijas pudieron salir por la ventana del dormitorio de la planta superior de su hogar.

Aún se recuerda al Sr. Albarrán encaramado a las rejas del Ayuntamiento gritando a su hijo, con voz desgarrada: ¡Paco, vente! Antes te pego dos tiros que verte ahogado.

Posteriormente ha habido inundaciones de menor intensidad. El actual sistema de arqueta y rejilla del Llano la Fuente y caño del cine se realizó con acierto en los años noventa, diseñado por el alcalde Juan Sánchez. Faltó el compromiso electoral de construir el embovedado hasta el Puente de las Piletas, con un profundo estudio hidrológico.

Poco o nada ha cambiado en el cauce del arroyo de la Piletas en estos trescientos años, habiéndose contribuido en los últimos tiempos a agravar la situación al reconducir el agua desde el puerto de la Cruz por la carretera, presentar pendientes más intensas en las Piletas, con una sola rejilla, la escasa evacuación de aguas al exterior en la plaza Marcelino Camacho y la reconducción e inclinación de la misma a la calle la Fuente.

Casares, década de 1960 (Fotografía: Manuel Fdez. Mota)
Casares, década de 1960 (Fotografía: Manuel Fdez. Mota)

Me queda un recuerdo imborrable de la infancia: Era otoño. Estando en el Llano jugando cayó una tremenda tromba de agua con ventisca; algunos niños nos refugiamos en la puerta principal de la Iglesia. Duró aproximadamente una hora y ocurrió algo que entendimos mágico en nuestras mentes infantiles: todo el Llano estaba lleno de pequeñas ranitas saltando en todas las direcciones. Con la edad pude verificar que simplemente era un hecho físico de la meteorología, de escasa frecuencia y del que fui testigo.

Entre el capuchino Fray Melchor de Casares (1653-1672) y el actual Ayuntamiento de Casares ha llovido mucho, pero sólo media la ciclogénesis explosiva. No hay dos sin tres y esperemos no encontrarnos alguna vez camino de los Baños de la Hedionda.

A la memoria de mis abuelas y mis vecinos de la infancia, en calle La Fuente, la gran mayoría ya no están entre nosotros, pero siguen acompañándonos y dando vida a estos «Recuerdos de las Piletas».

Notas:

(1) Este artículo se publicó por primera vez en la web iluana.com, el 25 de febrero de 2013.